Aún son pocas las administraciones publicas de nuestro país que son conscientes de la importancia de la comunicación interna y que apuestan por sus públicos internos. Para la mayoría de las administraciones públicas, la única comunicación relevante es la externa. Es decir la que se produce entre la administración y sus administrados. Pero, ¿qué ocurre cuando la administración quiere comunicarse con sus públicos internos que son una de las principales fuentes de información de la ciudadanía? Nada. Silencio.

Las consecuencias de este silencio son muchas:

• Problemas de comunicación entre áreas y servicios.

Para los trabajadores y trabajadoras públicos, la comunicación interna en sus administraciones suele ser caótica, burocrática, deficiente, informal, ineficiente y fragmentada, según nos cuentan siempre que hacemos una auditoría. Y es que aunque parezca mentira, muchos trabajadores públicos no disponen de toda la información que necesitan para poder hacer de manera eficiente su trabajo y, con demasiada frecuencia, se enteran de cuestiones relevantes de su día a día por los medios de comunicación y por los rumores internos. ¿Cuántas veces pasa que los trabajadores de un departamento desconocen que hace el departamento de al lado, incluso en temas transversales que les afectan? ¿O incluso cuantos ignoran proyectos aprobados por su propia área o departamento? ¿O simplemente desconocen a quién deben dirigirse para resolver determinadas cuestiones?

• Desconocimiento de los valores y los proyectos estratégicos institucionales.

No se trata sólo de que todos conozcan aquella información relevante para el desarrollo de sus tareas diarias, se trata de que conozcan los proyectos estratégicos de la administración pública para la que trabajan, sepan porque hacen lo que hacen y participen de manera activa. No es lo mismo que te digan: de hoy en adelante tienes que usar este nuevo software y no te den más explicaciones más allá de unas instrucciones operativas, que no que te expliquen que la administración para la que trabajas tiene el objetivo de mejorar la atención electrónica al ciudadano y que para ello quiere implantar un software que facilita las gestiones, reduce el tiempo de respuesta e incrementa la eficiencia, por poner un ejemplo.

• Un acceso desigual a la información.

Demasiado a menudo, las administraciones públicas son poco transparentes internamente. Esto hace que la información se utilice como una herramienta de poder a la que sólo determinados mandos o cargos tienen acceso. Este mal uso es uno de los principales obstáculos a vencer ya que estos cargos suelen ser reacios a compartir la información de una manera clara y transparente y obstaculizan su circulación tanto como les es posible. Si a este mal uso añadimos el hecho de que el equipo directivo de las administraciones públicas cambia cada 4 años, la comunicación interna aún se complica más, con la tendencia errónea a politizar la comunicación interna.

Estas son sólo algunas de las consecuencias de la inexistencia de una estrategia de comunicación interna, pero es importante recordar que la comunicación es un proceso que se produce de manera espontánea. Todos comunicamos. La diferencia está en hacerlo de una manera ordenada y planificada de acuerdo con unos objetivos previamente establecidos o dejar la comunicación interna en manos de la improvisación, los rumores, los comentarios de pasillo y los juegos de poder. Los expertos en comunicación lo tenemos claro, la comunicación interna es fundamental. Ahora es el turno de las administraciones públicas.