En el laberinto de instituciones comunitarias europeas, existe una agencia dedicada en exclusiva al mundo del audiovisual. Seguro que muchos la conocéis, porque a partir de su trabajo se han podido desarrollar unos fenómenos como Alcarràs -de Carla Simón-, La plaga -de Neus Ballús- o Freightened -de Denis Delestrac-, por citar solo tres -con sello catalán en este caso- de entre la enorme cantidad de proyectos que cada año reciben sus ayudas. Millones de euros destinados a garantizar producciones audiovisuales de calidad, con todo lo que ello comporta.

¿Y qué hace la agencia Europa Creativa Media? ¿Produce productos audiovisuales? No, en absoluto. Hace una cosa aún más importante: subvenciona lo que en términos europeos se conoce como el desarrollo. Aquí resulta más habitual hablar de preproducción. ¿Y por qué es tan importante? Pues porque, habitualmente, en la fase de desarrollo o de preproducción no hay ingresos y, por el contrario, se consumen un montón de recursos: en tiempo y dinero.

Es el cuello de botella que deben superar todos los proyectos para convertirse, finalmente, en una producción, con independencia del éxito o de la repercusión que tengan después, una vez finalizados. Subvencionar una propuesta en fase de desarrollo es un voto de confianza que se basa -más allá de los nombres que pueda haber implicados- en la calidad del proyecto. Y esta calidad, al margen del talento individual y colectivo, se construye sobre trabajo, trabajo y trabajo…

Por esto es tan importante disponer de una agencia europea que se dedica -entre otras muchas cosas- a ayudar a que los (buenos) proyectos embrionarios se conviertan en una producción. Con un buen desarrollo, la producción saldrá. Con una propuesta bien atada en términos de guión, de estilo, de equipo y de muchas otras cosas, resulta mucho más fácil encontrar el dinero y la oportunidad para producir el producto final. Y así la agencia Media, con todos sus defectos, se encara a sus objetivos: repartir juego para garantizar un sector audiovisual europeo de calidad.

Me ha hecho pensar en todo ello el artículo que hace pocos días publicó Dolors Gordils en el blog de Síntesi. Dolors cita seis ítems para tener en cuenta a la hora de elaborar un contenido audiovisual corporativo con éxito: briefing, guion, preproducción, set, casting, compromiso. Pues bien, los tres primeros -y alguno más- constituyen el núcleo duro del desarrollo. De este desarrollo que la Unión Europea (UE) subvenciona en el caso de proyectos audiovisuales de ficción y no ficción.

El desarrollo o preproducción -esa parte que no se ve pero que provoca sudor y lágrimas- debe ser también el pedestal sobre el que se erija cualquier proyecto audiovisual corporativo. No vale decir “haremos un video” y ya está. Debe decidirse el porqué, el cómo, el cuándo, los objetivos y los usos, y pulir todos los detalles antes -mucho antes- de que cámaras y actores estén en el lugar de rodaje. Porque de esta forma, en el momento de producir, todos sabrán qué deben hacer y cómo deben hacerlo y el rodaje, valga la redundancia, saldrá rodado. Si la UE le dedica tanto dinero cada año es por esto, porque subir el primer escalón es lo más difícil.