Xesco Espar se considera entrenador de personas. Es experto en alto rendimiento, ex-entrenador del FC Barcelona de Balonmano, speaker internacional, profesor universitario y autor de éxito. Ha publicado “Jugar con el Corazón”, que ya suma 20 ediciones, y más recientemente, hace apenas un año, “La Libreta”. No echa de menos el banquillo. Considera que los directivos que forma son como un equipo al que motivar en momentos de máxima exigencia. Planifica su agenda semanalmente, como lo hacía cuando ocupaba los banquillos.
Podéis escuchar el capítulo entero con Xesco Espar aquí [en catalán]:
¿En qué consiste ser entrenador de personas?
Mi gran pasión era entrenar, pero una vez lo dejé pensé ¿qué puedo hacer que me gusta mucho? Creí que podría cambiar la orientación y, en lugar de entrenar a 20 deportistas de élite, entrenar a personas. Y decidí enfocar mi vida profesional y ver cómo podía ayudar a personas para que básicamente se exigieran más. Y ahora entreno a gente en lugar de a jugadores.
De la comunicación has hecho una forma de vida. ¿Quién no comunica no existe?
Si hablamos de una empresa, de un comercial, etc., está claro. Quién no comunica tiene una vida muy reducida. La gran diferencia entre los seres humanos y los animales es la capacidad de socializar, y socializar implica comunicar.
¿Comunicación y formación es un binomio necesario?
Mucha gente necesita comunicar y mucha gente necesita mejorar.
¿Los directivos de este país comunican bien?
Veo a los directivos como un entrenador en la medida que ha de cohesionar equipos, mantener a la gente ilusionada y los ha de hacer rendir. Hay dos palabras que van asociadas a un entrenador y a un directivo: liderar y dirigir. Liderar es hablar al corazón de la gente. Dirigir es hablar a la cabeza. Y son dos canales distintos de comunicación. Los directivos intentan solucionar situaciones que son del canal emotivo a base de protocolos de trabajo y al revés, intentan solventar situaciones técnicas a base de emotividad.
La cabeza nos hace ser lógicos y el corazón nos hace soñar.
Exacto… Es la dicotomía paz y caña.
Comunicamos con muchas herramientas, ¿somos consciente de todo lo que ponemos al alcance de todo el mundo y de lo que exponemos cada día en las redes sociales?
Sinceramente, creo que no. Es una cosa que a los alumnos y a los deportistas siempre les aconsejo: medir muy bien lo que publican, que se dejen aconsejar por gente que les ayude. Y a los alumnos les digo que cuando una empresa se plantea contratarte, no dudéis que irá a «dar una ojeada» a las redes sociales. En una entrevista puedes fingir, pero en las redes tienes tu historial.
En tus libros hablas de la comunicación emocional. ¿Hoy en día la comunicación es emocional o no lo es?
La comunicación para impactar, lo que llamamos la comunicación persuasiva, es un 80 por ciento emocional. Siempre digo: olvidarán lo que les dijiste, pero no olvidarán lo que les hiciste sentir. Por eso en mis conferencias lo que explico son historias; porque el aprendizaje se recuerda mejor.
¿Los deportistas están bien formados para comunicar adecuadamente?
En general, tienen bastante margen de mejora. Por mi experiencia, creo que no solo hay que estar formado sino estar al día de todo lo que pasa. Antes, en los equipos había tres o cuatro jugadores importantes, por su capacidad de liderazgo. Ahora cualquier deportista tiene una exposición, por lo que recomendaría tener un apartado de formación en comunicación.
¿A quién es más difícil motivar? A un deportista, a un entrenador o a un ejecutivo de empresa…
En general, la motivación en los deportistas es de corto alcance mientras que en los ejecutivos la motivación va más enfocada a mantener la exigencia personal; de ser líder de un grupo cuando a veces pierdes el contacto con la gente. Una motivación es de liderazgo y la otra de rendimiento.
¿La exigencia es suficiente para ser excelente?
No, hace falta tener talento. Pero si tienes autoexigencia, el talento aparece. Lo que hay que hacer es exigirse porque, si no lo hacemos, nuestras capacidades no se transforman en habilidades.
El concepto de ser buena persona cobra fuerza en tus libros…
La mayoría de la gente extraordinaria han sido buenas personas. Se puede llegar haciendo trampas, pero, para mantenerte, has de ser buena persona. Porque le gente no deja trabajos, deja jefes, y si no eres buena persona la gente marchará.
Para finalizar, danos tres conceptos para comunicar bien…
Tener claro qué queremos que la gente haga después de nuestra exposición; saber de memoria lo que queremos explicar, porque el impacto de las palabras no es más potente que el lenguaje de los gestos, y comunicar al nivel del receptor, porque cada receptor tiene su nivel de entendimiento.
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