Ahora que estamos a punto de terminar un año, o de empezar otro, según cómo lo miremos, es época de presentar resultados – si lo cerramos – o proyectos – si lo estrenamos -. Y las presentaciones, todas, pero más aún si se trata de hablar en público, deben prepararse.

Así que, y aunque seguro que los tenemos bien presentes, es bueno hacer memoria de algunos consejos muy básicos que pueden ayudarnos a ello. Les llamaremos las 4P:

1.- Planifiquemos el por qué, el cuándo, el cómo, el para quién y el para qué.  Es decir, definamos y tengamos claro qué queremos incluir en nuestra presentación y cómo querríamos hacerlo, para determinar qué requisitos técnicos necesitaremos e incluso qué escenario nos puede ir mejor; conozcamos cuál será nuestra audiencia, porque nos ayudará a saber el estilo y el tono del lenguaje que deberemos utilizar, y fijemos el objetivo que queremos conseguir.

2.- Preparemos la estructura. Resulta básico disponer de un buen guion, una pauta que conduzca nuestro discurso de manera clara y ordenada con una introducción, el desarrollo y la conclusión. Un buen guion nos ayuda también a delimitar el tiempo de la presentación.

3.- Personalicemos. No expongamos solo datos, construyamos un relato. Una vez tengamos definido el contenido y el guion, imprimámosle nuestro sello más personal para lograr captar la atención del público desde el primer momento. No es necesario que nos convirtamos en actores o comediantes o en alguien que no somos, sino que precisamente utilicemos nuestra experiencia, nuestras vivencias, para transmitir nuestro convencimiento sobre aquello que estamos explicando. Compartir estar experiencia nos hace más creíbles, nos conecta más con la audiencia y nos ayuda a sentirnos más cómodos mientras presentamos.

4.- Practiquemos, practiquemos y practiquemos. Cuando tengamos preparado al detalle lo que queremos decir y cómo lo queremos decir, toca ensayar. Tantas veces como sea necesario. Y si podemos hacerlo en el escenario donde tendrá lugar la presentación y con alguien de nuestro equipo como público, mejor que mejor. Porque el tono de voz, el volumen, la velocidad, la inflexión, la proyección del cuerpo, los gestos… también cuentan.

Y al finalizar nuestra presentación, aún podemos añadir otra P, la de Preguntar: que no nos dé reparo ni pereza preguntar a nuestro entorno cómo lo han visto y su valoración, invitándoles a ser no complacientes sino sobre todo críticos. Necesitamos este retorno para hacerlo mejor en una próxima ocasión. Porque siempre podemos aprender más.