Hoy es 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Llevamos ya días en que se nos han regalado los oídos; todo son bonanzas con mensajes y eslóganes trabajados, eso sí, pero que la mayoría habrá olvidado a los cinco minutos. Se habla de mujeres emprendedoras, de talento femenino y bla, bla, bla… Porque la realidad es muy diferente.

No es mi intención hacer ningún manifiesto, de eso ya se encargan muchos otros. Pero sí quiero centrarme en el eslogan de este 8 de marzo de 2022: Igualdad de género hoy para un mañana sostenible. Es precioso… ¡y grandilocuente!

Supone, como siempre, una presión añadida para la mujer. Cuando lo leí, pensé “¡ni que hiciéramos milagros!”. Porque el mundo que nos rodea está lejos de estos dos propósitos.

¿Igualdad de género? Yo no la veo por ninguna parte; pero hoy lo centraré en los medios de comunicación, concretamente en la prensa escrita, que es donde crecí profesionalmente.

No me gusta generalizar porque hay de todo. Pero ¿saben cuántas mujeres dirigen los principales diarios de información general? Una, Pepa Bueno, directora de El País desde julio de 2021. Hombres en el resto de las cabeceras. Ya no hablemos de los deportivos, mi mundo durante casi 30 años (entre prácticas y trabajo como asalariada). Cuando llevaba años trabajando, supe que me habían cogido porque fui la primera en las pruebas de admisión (conocimientos de deportes y redacción), y que sólo con haber sido segunda no habría tenido trabajo, ¡cuando incorporaban a 5 personas! Traducción: lo que se aplicaba a los hombres, no se aplicaba a mí.

Al llegar por primera vez a la redacción, me sorprendió ver sólo a otras 3 periodistas mujeres (y una de ellas se marchó al cabo de unos meses). Pero pronto entendí que debería demostrar mi valía día tras día cuando, en realidad, no debería importar el sexo, género, identidad u orientación de la persona. O vales o no vales. Así de simple. Una máxima que sí encontré en mi otra familia, la de los colegas con los que viajé durante años por todo el mundo (conocidos por los británicos como ‘Blancanieves y los Siete Enanitos’, apodo que siempre me ha hecho gracia porque soy más bien morenita, pero que resumía perfectamente que era la única mujer que viajaba, siempre rodeada de hombres).

Otro hecho sorprendente para mí es que empecé a viajar en la época de las Graf, Sabatini, Arantxa, Conchita, Navratilova… Y ellas, que eran estrellas indiscutibles del tenis y vendían entradas a montones, ¡cobraban la mitad que ellos! Por suerte, esto, hoy, ya se ha corregido.

El mañana sostenible es el gran objetivo de la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Y esto quiere decir un empoderamiento de las mujeres y niñas para alcanzar la igualdad de género, garantizar la igualdad de oportunidades, acabar con la maldita ‘brecha salarial’, que significa que la mayoría de las mujeres trabajen 1 mes gratis al año (y esto ya hace demasiados años que ocurre). He tenido jefes que eran hombres y eran unos inútiles y otros, muy válidos. Y lo mismo ocurre con las mujeres. Nada tiene que ver con el sexo. Se debe valorar el talento y el trabajo de cada uno y pagar en consecuencia. No, y perdónenme, en función de si tienes pene o vagina.

Tengo cinco sobrinas. Por ellas y por todas las niñas… ¡Queremos que se nos valore como es debido y que cada día sea 8 de marzo!

Neus Yerro