Hace cosa de un mes, L’econòmic publicó este artículo, que me parece una buena radiografía de lo que sucede entre las empresas y sus trabajadores y trabajadoras. A rebufo de “la gran renuncia” (the great ressignation), se está gestando “la renuncia silenciosa” (the silent quitting), que está cambiando para siempre la manera cómo las personas entienden el trabajo y lo encajan en su proyecto vital. Al ser silenciosa, resulta difícil de identificar y cuantificar.
No entraré en los detalles de porqué ocurre (esto lo hace muy bien Anna Pinter en el artículo), pero sí que me gustaría destacar un fragmento: «Con mucha gente desanimada en la empresa, se complica la evolución de las organizaciones empresariales. “Necesitas a tu gente conectada si quieres ser una empresa competitiva. No hay otra salida que no sea escucharlos y saber qué les motiva, qué necesitan, porqué lo más seguro es que tengas a gran parte de tu plantilla desmotivada y que no te lo parezca”, alerta Linares (Alícia, de la consultora Monday Happy Monday). Para contrarrestar la gran renuncia, se debe de aplicar una mirada humana a las organizaciones y practicar más la escucha activa para saber qué necesita la plantilla en los distintos momentos vitales. La pelota está, pues, en el tejado de las empresas, y quien lo interprete como un problema que en su casa no sucede o que se resolverá solo, tiene un problema de miopía.»
¿Está hablando de más y mejor comunicación interna? Yo creo que sí. Aunque no se cita en ningún momento, es un concepto que, a mi parecer, sobrevuela todo el artículo. Porque la comunicación interna bien hecha no consiste en enviar un mail a toda la plantilla explicando no-sé-qué, sino que, entre otras muchas cosas, se ha de basar en la escucha activa para saber de primera mano qué está pasando dentro de la organización. En el sentido más amplio de la expresión “qué está pasando”.
Desde Síntesi, solemos resumir los beneficios de la buena comunicación interna con estas cinco ideas, que considero fundamentales para entender en qué consiste:
- Compromiso. Favorece la satisfacción profesional, la motivación y el compromiso.
- Clima laboral. Reduce tensiones y conflictos y garantiza un buen clima laboral.
- Pertenencia. Incrementa el sentimiento de pertenencia a la organización y fomenta la fidelidad.
- Conocimiento. Aumenta el conocimiento interno de la organización a nivel táctico, estratégico y operacional.
- Colaboración. Se comparten experiencias, problemas, soluciones y éxitos.
Esto que es válido para las empresas y organizaciones privadas, también lo es para las administraciones. Obviamente, las dinámicas son diferentes, pero los riesgos que afrontan son parecidos, como explicaba Dolors Gordils en este otro artículo. La comunicación interna, para cualquier administración, no es un lujo. Y si hablamos de la administración más cercana a la ciudadanía, los Ayuntamientos, pasa a ser una obligación. Por eso, para tener una fotografía de la situación actual, desde Síntesi, como explicaba Dolors en su artículo, lanzamos el I Estudio de la Comunicación Interna en los Ayuntamientos catalanes, que hemos arrancado con una recogida de los datos más básicos mediante este formulario.
Ahora, más que nunca, la comunicación interna es indispensable. Porque es el aceite que debe de engrasar el motor de cualquier organización.
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