Guillem Balagué es un periodista catalán establecido en Inglaterra que ha regresado a Barcelona tras casi más de 30 años. Es, entre otras cosas, el biógrafo autorizado de Leo Messi y la cara y la voz del fútbol español en Gran Bretaña y en el mundo anglosajón. Con más de un millón doscientos mil seguidores en las redes sociales, se define como storyteller – narrador de historias – más que como periodista, y cree que esto le ha perjudicado a la hora de encajar en el periodismo deportivo que se hace en España, que califica de demasiado cercano al poder económico y de los clubs. Le preocupa la poca importancia que el periodismo deportivo concede a la verdad, y que la investigación y las cuestiones tratadas en profundidad sean relegadas a espacios minoritarios, deficitarios y con pocas posibilidades de supervivencia. Dice que lo que mejor hace es presidir el Biggleswade United, un club de la novena división inglesa.
Podéis escuchar el capítulo entero con Guillem Balagué aquí [en catalán]:
En estos momentos, las personas que nos están escuchando deben de estar pensando: “el cargo oficial de Guillem Balagué es el de biógrafo autorizado de Leo Messi” …
Podríamos haber empezado por aquí, sí, pero no sé si la gente lo sabe que soy el biógrafo oficial…
¿No tienes esa sensación?
Lo del libro de Messi ha sido un tema interesante. Es un libro que creo que no se ha vendido demasiado bien en España, muy bien en Argentina, extraordinariamente bien en el extranjero. Pero, en España creo que hay la sensación que la gente ya sabe suficiente de Leo Messi, y no se han dado cuenta de que hay un libro autorizado; es decir, que ha pasado por las manos del “mundo Leo”, por así decirlo. Hasta antes del último Mundial [en diciembre] que lo actualizamos por cuarta o quinta vez, y entonces sí que la gente se dio cuenta y ya empezó a etiquetarme como biógrafo autorizado de Leo. Me di cuenta de que, en España, los libros sobre deportes, sobre biografías deportivas, no son demasiado bien tratados o recibidos; no se consideran una obligación, por ejemplo, para el periodista profesional que debería de buscar información en todas partes. Y, como digo, no fue hasta hace poco, hasta antes del Mundial que sacamos la última versión, que la gente se percató de que, desde 2014, había un libro AUTORIZADO sobre la biografía de Leo Messi.
Dices que no tienes la sensación de que la gente sepa que eres el biógrafo autorizado de Leo Messi, pero, claro, es que eres muchas más cosas. Eres, desde hace más de veinte años, la cara y la voz del futbol español en Gran Bretaña y en el mundo anglosajón gracias a tu trabajo en Sky Sports y a tu programa Revista de La Liga.
Colaboras en LaLiga TV, eres el experto en fútbol internacional para la BBC y cubres la Champions League para la CBS americana. También colaboras en TV3, en la TV2 noruega o en Sphera Sports.
Además de la biografía autorizada de Leo Messi, has escrito también la de Pep Guardiola y la de Cristiano Ronaldo; un libro con Mauricio Pochettino y, el último, “Maradona: el pibe, el rebelde, el dios”. Todos han estado en las listas de los más vendidos, tienes tu canal de YouTube y tu pódcast. Y, con todo esto, aún tienes tiempo para ser el presidente de un club de fútbol, ¿no?
Del Biggleswade United. Es un club de la novena división inglesa y es lo mejor que hago. Es un club que está creciendo muchísimo a partir de mi idea, de mi visión y de lo que quería hacer. Éramos dos equipos cuando empezamos; ahora, ya somos nueve, incluyendo dos de chicas sénior, dos de chicos y equipos de la academia. Había cinco o seis voluntarios; ahora somos 300. Y todo a partir de una idea y de convencer a la gente que es la mejor idea y que es el camino que hemos de seguir. Es algo que se ha de renovar constantemente, que debes de trabajar diariamente y donde debes de estar presente. Aunque ahora vivo en España, debo ir dos o tres veces al mes a Inglaterra para ver a la gente y que me vean, para entender qué está sucediendo y para mejorar las cosas.
Es una lección de vida y es una lección de cómo llevar… Ya sabes que los periodistas vamos a la nuestra, somos dueños de nosotros mismos, pero en un club debes de tener una visión más global, tener en cuenta la visión de todos y tener presente que, para cambiar dinámicas, se requiere mucho tiempo y mucha seducción. Es decir, no es de fútbol de lo que estoy hablando, sino de un proyecto que requiere de muchos elementos que poco a poco he ido aprendiendo.
¿Cómo definirías el periodismo deportivo actual? No sé si hi hay muchas diferencias entre el periodismo deportivo que se hace en Inglaterra y el que se hace aquí…
Hay muchas diferencias. En Inglaterra, la prioridad es el personaje, los grandes personajes, y la controversia. En este sentido, el liderazgo lo tienen los diarios sensacionalistas. Los diarios sensacionalistas tienen una portada de información general delante y la contraportada es deportiva. Son tres o cuatro páginas, pero de mucha influencia y que, como digo, apuestan por la gran historia de un personaje o por una gran controversia.
También es verdad que lo combinan, no sé en qué porcentaje, con muy buen periodismo deportivo: entrevistas en profundidad – el Times o el Telegraph, por ejemplo –, incluso los canales de deportes, y últimamente, y esto es influencia de España e Italia, se está dando mucha importancia al detalle, a la táctica, a cómo se trabaja el partido, a cómo se cambia un partido. Y esto no era así antes.
De hecho, cuando empecé a trabajar en la radio inglesa hicimos un programa, te hablo de principios de siglo, llamado “Football first in Europe”, en TalkSport Radio, que aún es recordado como pionero en este tipo de periodismo, con Gabriele Marcoti y Adrian Durham, el presentador. Fuimos de los primeros en hablar de fichajes cuando no se les prestaba demasiada importancia – ahora hablar de fichajes es toda una industria –; hablábamos de táctica, hablábamos de fútbol.
En España está sucediendo una cosa que es preocupante en el sentido de contenido. El contenido de la prensa deportiva depende mucho de quién tenga el poder, está muy cerca del poder y se deja influenciar por este poder. Se entiende que, si no es así, no solo no tienes contenido, sino que, además, pierdes oportunidades comerciales. Hay menos libertad para poder decir lo que quieras.
Cuando hablas de “poder”, ¿te refieres a poder económico?
Económico y deportivo. Los diarios, que están a punto de morir, dependen mucho del dinero que entra. El dinero que entra marca la línea de la editorial del diario. Esto pasa también en los diarios generalistas. Y, además, la prensa deportiva depende mucho del cuánto, poco o mucho, se abren los clubs. Y esto pasa en la prensa local y en la prensa nacional. En ambos casos dependen mucho de los grandes equipos. La catalana, del Barça; la de Madrid, del Real Madrid. Pero la de Zamora, la de Sevilla, la de Valencia… dependen también de los clubs y, generalmente, hay una relación muy estrecha, demasiado estrecha seguramente.
Y sí que es verdad que, si quieres tratar temas en profundidad, encuentras los espacios, pero son minoritarios, deficitarios y con pocas posibilidades de supervivencia.
Y a estos medios minoritarios que dices, ¿no les ha ayudado la irrupción de las redes sociales, los nuevos canales, etcétera?
Deberíamos de hablarlo de aquí a dos o tres años. Hay una propuesta que es “Relevo” que está centrada en las redes sociales, en Twitch, y que ha hecho una gran apuesta por otro tipo de periodismo.
Tengo la sensación de que no solo este tipo de periodismo es minoritario, sino que la audiencia también es minoritaria. La audiencia busca otra cosa. Durante mucho tiempo hemos enseñado que el deporte y todo lo que lo envuelve es un poco cómico, sin demasiada importancia, y ahora es difícil decir a esta audiencia, de golpe, que ha de comprar libros o que debe de hacer posible la supervivencia de “Relevo” porque les explicarán las cosas de otra forma. Yo creo que no hay tanta gente que quiera saber tanto sobre deporte. Lógicamente, a los que estamos en este mundo nos gustaría que hubiera más iniciativas de estas características, pero la realidad es otra.
De hecho, mi experiencia personal es que hace tres o cuatro años decidimos regresar a Barcelona con la familia y buscarme un hueco en los medios españoles. Lo doy por un proyecto fracasado porque, a pesar de que estoy en TV3, en El Partidazo, hacía columna en el Sport…, tengo la sensación de que lo que puedo explicar y cómo lo puedo explicar, no interesa. Creo que, más que periodista, explico historias. Y no hay un lugar dónde lo pueda hacer.
¿Encuentras que no encajas?
No he encajado. Los libros tampoco están teniendo el impacto esperado; ahora un poco más a raíz del libro de Messi. Pero vuelves a casa, después de 30 años fuera, y con la idea de explicar el deporte a tu manera, y no ha salido.
¿A qué lo atribuyes?
Primero, porque necesitas etiquetarte y yo tampoco he querido etiquetarme… Entonces, ¿cómo encaja esto en un mundo lleno de etiquetas?
Te pondré un ejemplo: cuando Messi envía el burofax y cuando Messi se va del Barça, me llamaron 150 medios argentinos, de 80 a 100 medios internacionales, cero medios catalanes, cero medios españoles. Ni uno.
Entonces te dices: “Yo ya tengo mi trabajo, ya he hecho mi carrera, y ahora, a los 54 años, no sé si es una buena idea cambiar de trabajo, cuando tampoco está demasiado bien remunerado el periodismo deportivo en España”.
De manera que he dado un paso atrás. Yo creo que a los migrantes nos pasará siempre lo mismo. Todos queremos regresar a España y recibir el mismo trato y acabar triunfando como lo has hecho en el extranjero, pero me doy cuenta de que no. Este paso atrás quiere decir centrarme en los grandes proyectos que tengo, que son la BBC, donde me tratan genial y tengo un programa de radio y la posibilidad de hacer programas especiales; la CBS, donde soy el periodista de campo de la Champions, y LaLiga TV que se hace desde Barcelona, pero que es el canal oficial de LaLiga en inglés y donde también tengo mi programa, “Talking football”.
La carrera ya la tengo hecha, pero no hice el análisis conveniente. Pensé en volver a trabajar en España cuando debería de haber pensado “vuelve a España para disfrutar de España, porque la carrera ya la tienes hecha”.
Con estos proyectos que dices, todos bastante distintos, te obliga a cambiar de registro a menudo, imagino… ¿O no?
No… Porque me he ido dando cuenta de que lo que me apasiona es explicar historias. Cuando me dan tres minutos a pie de campo, no explico las alineaciones, explico historias de lo que está sucediendo y lo hago con recursos literarios, hago una narrativa de lo que está ocurriendo. Y lo mismo en los programas de hora y media o de diez horas en LaLiga TV. Intento explicar la historia detrás del partido. Podríamos decir que tengo un estilo propio.
¿Cuáles dirías que son los cambios más importantes que ha vivido el periodismo deportivo en los últimos 20 años? ¿Ha habido algún cambio que para ti haya sido determinante?
Desde mi experiencia, las redes sociales. Sin duda alguna. Han cambiado la manera de vendernos. Es decir, yo trabajaba igual que lo hago ahora, pero ahora tengo la oportunidad de llegar a mucha más gente. Más de un millón doscientos mil seguidores en las redes sociales refuerzan mi trabajo, mi perfil. No he de ir explicando quién soy, sino al revés, vienen a mi porque me han visto en las redes. Es otra forma de hacer.
También es cierto que tenido mucha suerte. Entré muy pronto en la televisión inglesa, en Sky Sports y en Sky Sports News, que no es como Canal Plus o Movistar de España, sino que está en todas partes. Entras en una ciudad deportiva de un equipo de fútbol y lo primero que ves son las pantallas de televisión con Sky Sports News. Y yo allí era el gran referente de la liga española y de los fichajes, lo cual me permitía que me abrieran las puertas no como periodista, sino como uno de ellos. Esto me hizo más fácil pasar de hacer programas de televisión a que también me dieran programas de radio, que me surgiera la posibilidad de escribir un libro, etcétera. Todo esto se multiplica con la irrupción de las redes sociales.
¿Los consumidores hemos sabido adaptarnos a esta nueva realidad?
Los consumidores son muchos y son muy variados, y hay audiencia allá donde vayas. Hay quien quiere “El Chiringuito” y hay quien quiere a Balagué haciendo un libro. Pero sí que hemos debido de adaptarnos. En primer lugar, a la cantidad de información, que es brutal y que has de saber escoger. Yo creo que estamos saliendo de la prehistoria de las redes sociales y empezamos a identificar lo que nos interesa y lo que no, quién nos lo explica bien y quién nos lo explica mal, y por eso continua siendo fácil que la verdad desaparezca, porque aún somos primitivos en la identificación de estas cosas. Está claro que cada vez cuesta más. Ahora Donald Trump ha regresado y le está costando un poco más porque, de repente, no es el único que no explica la verdad. Bien, avanzamos, empezamos a darnos cuenta de que nos han engañado, pero hemos de seguir avanzando porque los que nos quieren engañar son cada vez más sofisticados y debemos de seguir desarrollando herramientas para que no nos engañen tanto. En el mundo del periodismo deportivo pasa lo mismo.
Por lo tanto, el periodismo deportivo tampoco es ajeno a las fake news…
En un mundo donde la verdad no cuenta demasiado, no son fake news, son historias mal explicadas. Para el periodismo generalista, las fake news son el infierno, el cáncer, pero las fake news en el mundo del periodismo deportivo… Piensa que tú puedes decir prácticamente cualquier cosa y no pasa absolutamente nada. Más de uno y de dos han nacido y crecido explicando fake news y nadie ha ido a buscar si son verdad o no. Nadie se ha escandalizado, al contrario, yo creo que les divierte. Las fake news no tienen transcendencia en el mundo del periodismo deportivo.
Entiendo que, a lo largo de tu carrera, has debido de tratar, y puede que aún trates, con responsables de prensa, de comunicación… ¿Cómo definirías tu relación y la del periodismo deportivo en general con esta figura?
Una figura que, en muchos casos, eran compañeros de profesión que han acabado dedicándose a la comunicación corporativa… La relación es de respeto. Yo ahora veo como una pequeña tragedia personal el hecho de no haber tenido un espacio en el mundo del periodismo deportivo español, pero al mismo tiempo es una ventaja. Los directores de comunicación de los clubs de toda España saben quién soy por lo que hecho en Inglaterra y, de hecho, les intereso porque saben que lo que haré será de calidad y acabará en la BBC. Por lo tanto, la ayuda es mutua y la relación es de respeto. El Barça me llamó para hacer un documental; ahora tengo un mensaje del director de comunicación del Barça que debo responder. Cuando veo que hay espacio porque he de hacer otro documental, hablo con el Madrid o con quién sea, y es una relación diferente de la de quién debe de hablar con ellos en su día a día. Por esto digo que es una suerte el hecho de no existir en el mundo del periodismo español, porque no te relacionan con ningún error o con ninguna otra cosa que les ha molestado, sino con las grandes marcas para las que he escogido trabajar.
También es cierto que los directores de comunicación de los clubs han de hacer de “parachoques”, y a veces lo hacen en contra de su voluntad, pero lo han de hacer. Yo creo que aprecian al periodista que pica piedra de verdad, el que investiga. Por ejemplo, lo que está haciendo el “Què t’hi jugues!” de la SER; en general, lo que siempre ha hecho la SER. Sique Rodríguez y Adrià Soldevila realizan un magnífico trabajo que sigue siendo minoritario, pero el Barça debe de entender que han hecho un trabajo brutal y yo creo que hay comprensión por parte del club.
¿Un libro sobre periodismo deportivo?
OPEN, la biografía de André Agassi. Sirve para entender cómo es un deportista de élite y cómo se trabaja su comunicación y su imagen.
¿Quién (persona, organización) lo ha hecho muy bien en cuestiones de comunicación?
El Barça ha hecho cosas muy bien y otras no tan bien. Cuando un club como el Barça abre sus puertas, lo hace muy bien. Ahora es más complicado porque cada dos años cambia de director de comunicación. Ahora son más reactivos, controlan el mensaje pero no lo lideran, y están muy cerca de los medios locales.
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