David Torras es el director de Comunicación y del Área Social del Girona FC desde hace cuatro años. Ha trabajado en El Mundo Deportivo, en TV3 y en El Periódico de Catalunya durante más de 25 años y ahora hace broma con los jugadores de la plantilla diciendo que «se ha pasado al lado oscuro». Reconoce sin embargo que su experiencia en medios le ha permitido gestionar mejor las necesidades de los periodistas de medios. Dice abiertamente que las redes sociales son tóxicas, especialmente twitter, y que debemos aprender a relativizar los comentarios negativos o interesados.
Escucha aquí el capítulo completo con David Torras [en catalán]:
La gran dificultad de su tarea radica en que los resultados deportivos son los que marcan el ritmo de la comunicación de la entidad …
Es determinante. Estamos en un negocio en el que comunicativamente es muy «jodido» porque tú puedes tener una estrategia desde el punto de vista del club, pero al final te condiciona el que la pelota entre o no entre. Hablamos de semana a semana, y eso añade una complicación a poder pensar a medio y largo plazo las decisiones estratégicas. Te has de ir adaptando en función de la situación del equipo.
En los últimos años ha cambiado mucho el perfil de los equipos directivos porque los clubs se han profesionalizado. ¿Hasta qué punto los directivos de tu entidad están pendientes de lo que dicen los medios?
No demasiado en mi caso. Nos movemos en un entorno pequeño, porque no sucede lo mismo que en el entorno del Barça e incluso del Espanyol. El entorno del Girona es el que es, y la atención está centrada en la gente más cercana. No se toman decisiones por «el qué dirán». La principal dificultad en nuestro caso es que la gente de «dentro» entienda determinadas decisiones. Nuestro club tampoco tiene una gran estructura directiva; somos un club «familiar» en ese sentido. Hay una propiedad, un presidente y luego los ejecutivos del día a día. No hay un entorno directivo entendido como tradicional y eso evita fugas de información y problemas.
¿Te preocupan las redes sociales?
Estoy pendiente y hay comentarios que afectan, pero creo que hay que tomar cierta distancia y tener en cuenta quién hace los comentarios. Yo estoy muy pendiente de Twitter, pero he aprendido a relativizar las cosas y las críticas.
¿Tal vez las redes pueden ser el elemento más distorsionador de la realidad?
Creo que sí. Sinceramente, me gustaría desintoxicarme porque cada vez hay más usuarios anónimos y comentarios interesados y distorsionados. Cada vez me cuesta más poner los filtros de la intencionalidad. Twitter cada vez es más tóxico.
¿Cómo dircom, te sientes escuchado?
En mi caso sí, porque somos «cuatro» y en eso me siento afortunado. Para un dircom es clave tener toda la información para poder gestionarla. En mi caso sucede porque convivo diariamente con los responsables, y en muchas decisiones de club se tienen en consideración las aportaciones que se hacen desde el área de comunicación. Es posible que eso no ocurra en todos los clubs. Es cuestión de dimensión y de cuánta gente está en el día a día de la toma de decisiones.
¿Los deportistas entienden el papel que deben jugar a nivel de comunicación?
En el caso del Girona lo entienden perfectamente por lo que comentábamos antes, la dimensión del club. También es cierto que culturalmente el jugador de fútbol ha ido tomando conciencia de que su trabajo no es sólo jugar 90 minutos un partido, sino que hay otras muchas cosas, como la atención a los medios, obligaciones a nivel de patrocinadores, actos sociales, etc. Cada vez son más conscientes.
Hay un elemento que también es clave: la convivencia diaria y la confianza. A mí me gusta estar cerca de los jugadores y convivir con ellos, porque luego la respuesta a determinadas peticiones es más fácil.
¿La propiedad del Manchester City es un elemento clave para la internacionalización del club?
El Girona lo que intenta es no perder la proximidad con el territorio, y al mismo tiempo la marca City te da ese punto de ser un club vinculado a una entidad que tiene clubs en todo el mundo. Da mayor visibilidad. El sello es bueno porque es un reclamo a nivel de business del club, y a nivel deportivo suma mucho.
¿” Orgull gironí”, es la mejor manera de definir lo que representa el club?
Esta campaña pretendía buscar un lema que definiera al club y salió de los propios aficionados. Es curioso porque surgió como un lema de club pero ha ido mucho más allá y otros clubs y entidades de la provincia lo han adoptado incluso fuera del ámbito deportivo.
¿El crecimiento de la entidad, por dónde pasa?
El ascenso a Primera División de hace dos años fue el gran salto en todos los sentidos. Un ascenso da visibilidad y a nivel económico es un cambio muy importante. Jugar en Primera representa entre 30 y 40 millones de euros de presupuesto. La apuesta del club pasa por potenciar la cantera, el fútbol base.
El gran cambio que hemos experimentado es que antes no veías por la calle a niños con la camiseta del Girona y ahora los niños llevan la camiseta y en los balcones hay banderas del Girona.
¿Con tu experiencia y trayectoria, cómo te imaginas la comunicación del 2030?
No lo sé. Si piensas en cómo ha cambiado en los últimos 10 años la comunicación de los clubs o las empresas, diría que lo que irá a más es la generación de contenidos propios. Esto supongo que va en contra del periodismo de toda la vida, pero es normal que los clubs queramos controlar nuestra información; pero sobre todo generarla. La gente joven ha cambiado la manera de consumir la información.
¿Un libro sobre comunicación?
¡Quedaré fatal! Leo poco ensayo, pero soy un gran fan de la literatura.
¿Un blog de comunicación?
Fui un gran consumidor de blogs de deportes, viajes, cultura … pero ahora he de reconocer que estoy enganchado a Twitter y a Instagram y consumo pocos blogs.
¿Un comunicador referente?
Mi mundo es el del deporte; por lo tanto, te diré que Ramón Besa es mi referente. Va más allá de ser un gran periodista. Ha sido siempre un espejo para mí.
¿Me has mentido en alguna de las respuestas?
¡Nooooo! ¡Qué va, qué va! A estas alturas de la vida, ya hace muchos años que digo lo que pienso.
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