Recomiendo una serie que me descubrió mi buena amiga Estrella Montolio y que me consta que empieza a tener unos cuantos adeptos. Se trata de La fiebre, una serie francesa creada por Éric Benzekri y dirigida por el libanés Ziad Doueiri, que trata sobre la gestión de una crisis en el mundo del fútbol que acaba abarcando toda la sociedad y que se convierte en una cuestión política.

Al margen del interés que despierta la propia trama, la parte relevante de la serie, desde la óptica de la gestión de crisis y de la comunicación, es la capacidad de análisis que tiene la protagonista y responsable de gestionar la situación, una experta profesional, Sam Berger, interpretada magistralmente por Nina Meurisse.

Ésta es la clave de cualquier situación de crisis: poder analizar todo aquello que gira alrededor de la misma, antes de tomar decisiones desafortunadas o directamente equivocadas. A menudo, demasiado a menudo, ante un fuego que puede afectar la reputación, tendemos a coger el extintor, sin preguntarnos cómo de grande es o hasta dónde nos puede afectar. ¡Quizás necesitaríamos un hidroavión, en lugar de un extintor!

Ya sabemos que ante una situación de crisis el primer requisito es el tiempo. No hay tiempo para nada, porque cuando nosotros empezamos a saber qué sucede, el mundo ya tiene un relato hecho y difundido sobre todo aquello que está sucediendo. No obstante, si tenemos en cuenta que todas las crisis se empiezan perdiendo por parte de quien las padece, siempre es necesario encontrar el tiempo mínimo para poder analizar todos los factores que provocan aquellos hechos, las afectaciones que pueda haber, las personas implicadas, el mejor relato, quién debe transmitirlo, por qué medios, cuándo y cómo. Si nos saltamos estos pasos, entramos en una espiral de juego donde la suerte –o la mala suerte– puede condicionar la gestión de aquella crisis.

La protagonista de La fiebre, Sam Berger, no es solo una excelente analista que tiene en cuenta todos los factores que pueden afectar su gestión, sino que también es una extraordinaria estratega que sabe qué tecla y qué acción activar en cada momento. Dos características esenciales, capacidad de análisis y de estrategia, para aquellos que se quieren dedicar a gestionar situaciones de crisis.

Si aquello que está en juego es la reputación, no podemos dejar la gestión de la situación en manos de la improvisación. Equivaldría a ponernos en manos del tambor de la pistola en la ruleta rusa. Primero analicemos y, luego, tomemos decisiones en consecuencia. Aunque por delante la sociedad vaya más rápida y quiera rompernos el guion.

La fiebre nos puede afectar cualquier día.