No hay día en qué nos despertemos sin escuchar alguna información vinculada con la Inteligencia Artificial (IA) o con algún vaticinio sobre cómo esta afectará nuestras vidas. Y si hablamos de comunicación, cada minuto aparecen profetas que nos dicen cómo podremos incorporar la IA en la gestión de la reputación, del marketing y de la información, y cuántos beneficios tendrá en el día a día de las consultoras, de las empresas y de los medios.

Una realidad que, sin lugar a duda, vamos descubriendo paso a paso y a una velocidad que supera la capacidad de adaptación; pero, al fin y al cabo, una realidad minoritaria que queda circunscrita a aquellos ámbitos muy profesionalizados o aquellas empresas de gran volumen. La verdad es que el resto de la comunidad empresarial vive a años luz de la inteligencia artificial, y la mayoría ni tan solo ha llegado al estadio de tener una página web en condiciones. Esta es la verdadera realidad de la comunicación corporativa en este país, que tiene muchas velocidades.

Nuestro tejido empresarial, formado por un cosmos de pequeñas y medianas empresas, mayoritariamente vive aún muy lejos de las estrategias de comunicación. Solo hay que dar una vuelta por cualquier polígono industrial para comprobarlo. A estos, la Inteligencia Artificial seguramente les llegará antes como usuarios que como empresarios, ni en el marco de la comunicación corporativa donde aún lo tienen todo por hacer.

Valdría la pena preocuparse más por introducir la cultura de la comunicación corporativa en este tejido empresarial antes de lanzar campanas al vuelo con las posibilidades del metaverso, de los bots, de los algoritmos o de las máquinas con capacidad de aprendizaje. ¡Y está muy bien que algunos quieran vivir ya en un mundo casi totalmente virtual! Pero la realidad dice que, mientras unos se zambullirán en la Inteligencia Artificial, otros aún dudarán sobre crear un simple canal propio de comunicación, tener una web como es debido o aplicar un mínimo criterio de comunicación interna en sus organizaciones.

Investiguemos, avancemos e incorporemos la IA, ¡pero tengamos presente la realidad!