El día Mundial de la Libertad de Prensa en Síntesi reflexionamos sobre la libertad de expresión en las redes sociales y nos preguntamos si estas dos libertades deben hacer frente a los mismos desafíos…

Deben ser pocos los que aún no sepan hoy que Elon Musk, la persona más rica de la tierra, ha comprado Twitter, una de las plataformas con más poder de influencia, por 44.000 millones de dólares. Lo que probablemente no sabremos nunca con certeza, al menos a corto plazo, es la voluntad real que hay detrás de esta compra.

El interesado ha dicho que compra la plataforma para mejorarla, no por dinero ni por influencia. En este sentido, añade que Twitter necesita más claridad en las normas, más transparencia en los algoritmos y más libertad en el discurso.

En un primer momento, la comunidad tuitera compró la teoría que Elon Musk es un firme y entusiasta defensor de la libertad de expresión y que considera que la actual plataforma censura con demasiada facilidad algunas opiniones. Alguno de los perfiles de la red social iba más allá y apuntaba que, ahora que Musk es el dueño de Twitter, la red social “daría permiso” a Donald Trump para reabrir su cuenta, suspendida por la plataforma tras el asalto al Capitolio.

La teoría que contempla que Musk es un firme defensor de la libertad de expresión se desmoronó en pocas horas cuando se conoció que había bloqueado algunos perfiles que lo criticaban o que expresaban una opinión que él no compartía.

A pesar de ello, el multimillonario sudafricano se mantiene firme en defender que su última intención con la compra de Twitter es “salvar la democracia”. “Es realmente importante que [en Twitter] la gente crea y perciba que puede hablar libremente dentro de los límites de la ley”, defiende Musk. Según él, es indispensable “para el funcionamiento de la democracia, tanto en los EUA como en muchos otros países”.

Llegados a este punto es cuando recordamos el primer año de carrera en la Facultad de Periodismo y como se nos repetía que la libertad de prensa era uno de los indicadores de la calidad democrática de un país, y algunas cuestiones nos vienen a la cabeza:

• ¿Debemos otorgar a Twitter, en particular, y a las redes sociales, en general, la capacidad y el poder que hace veinte años se otorgaba a la prensa?

• ¿Es la libertad de expresión que dice defender Musk en Twitter el equivalente a la libertad de prensa que se defendía en Los guardianes de la libertad, en Todos los hombres del presidente, en Spotlight o que defienden organizaciones como la UNESCO o Reporters sans frontières?  Si es así…

• ¿Quiere decir que la libertad de expresión en las redes sociales se ve limitada por “el consenso implícito de ciertas élites, el mercado y los intereses económicos”, tal como recoge Los guardianes de la libertad en relación con la libertad de prensa?

Lo que resulta incuestionable es que, actualmente, la inmensa mayoría de académicos de la comunicación y el periodismo señalan la proliferación de fake news y las leyes que coartan la libertad de expresión (o “leyes mordaza”) como principales amenazas a la libertad de prensa y de expresión. Con el tiempo veremos si son solo estas, o si se suman nuevos desafíos al ejercicio de la comunicación y el periodismo.