Otra famosa frase que escuchamos a menudo los que nos dedicamos a la comunicación, y que puede referirse a una nota de prensa, un comunicado, un post en la web o en la intranet corporativa es “yo cambiaría el titular”. Lo dice cualquier persona de la organización sea cuál sea su área o puesto. Como si fuese un consejo necesario.
Y siempre que la escucho se me ocurre la misma reflexión:
¿Os imagináis a un director de comunicación diciéndole a un director financiero que cambie el perímetro de consolidación? ¿O al director de Recursos Humanos que cambie el esquema de bonus de la compañía? ¿O al director de marketing que cambie la foto de los opis o de la campaña de autobuses? No, claro, no es lo mismo … ¿o sí?
La comunicación: una herramienta estratégica
Hoy, la comunicación se ha convertido en una herramienta estratégica para empresas y organizaciones, quienes gastan mucho dinero y esfuerzo en proteger uno de sus tesoros más preciados: su reputación.
Una reputación que pivota en tres elementos clave: el conocimiento, la confianza y la credibilidad, y que, como todos sabemos, cuesta mucho de ganar y muy poco de arruinar.
Estas mismas empresas y organizaciones delegan su comunicación en profesionales con una amplia formación – diplomaturas y másters en muchos de los casos – además de grandes aptitudes y experiencia, que constantemente tienen que hacer frente a situaciones complejas que requieren de respuestas rápidas y eficientes.
Además, muchos de estos profesionales tienen a su vez equipos multidisciplinares de comunicación y/o agencias especializadas quienes les aportan aún mayores conocimientos y experiencias. En resumen, se trata de equipos altamente cualificados.
Entonces, ¿por qué a ellos, que tienen los conocimientos, no les otorgamos confianza y credibilidad? ¿Por qué constantemente les cuestionamos?
Seguro que sabéis la respuesta: porque en comunicación, como en el fútbol, todo el mundo se atreve a opinar, incluso a veces faltando al respeto.
Quizás si debamos cambiar el título
Quizás parte de la solución sí sea cambiar el título, pero no a la nota de prensa, al comunicado o al post. Quizás, si en lugar de llamarles “Directores de comunicación o departamentos de comunicación” les llamamos “Directores de reputación o departamentos de reputación” no todo el mundo se atreverá a opinar sobre su trabajo, porque con la reputación está en juego la propia supervivencia de la empresa.
Y también es cierto que la clave no únicamente está en la denominación de la disciplina, si no también en la valoración económica. Hasta que no sepamos o no nos tomemos en serio la posibilidad de cuantificar cuanto vale la reputación, la comunicación seguirá siendo un departamento con el que todo el mundo se atreve, aunque ello suponga poner en riesgo la reputación.
Nooo, no es lo mismo…. Ja, ja, ja! Es una intromisión en toda regla, como tantas otras que se dan en todos los ámbitos como, por ejemplo, en el diseño y la creatividad… Ni te cuento que para gustos colores y para opiniones, ¡opinadores!!!