En casa arrastramos un mal periodo por lo que refiere a cuestiones de salud, con hechos inesperados que parecen encadenarse uno tras otro, sin pausa reparadora que permita rehacernos emocionalmente, aunque sea solo un poco.
Consciente de que no somos los únicos que vivimos este mal trago, y con la seguridad de que podéis imaginar la ansiedad que se genera cuando te encuentras con ello, lo aprovecho para compartir como una comunicación sencilla, próxima y directa por parte del personal sanitario reconforta y acompaña.
Hace poco más de un mes que a nuestra madre le encontraron un tumor que no pintaba bien. Desde el minuto cero, el equipo del Hospital Santa Caterina de Salt (Gironès) nos trasladó la realidad de una manera clara, pero con una delicadeza extraordinaria, y desde entonces y hasta hoy, a las puertas de una intervención quirúrgica que esperamos que sea exitosa, nos han informado puntualmente de todo.
De la comunicación del Santa Caterina hacia nosotros destacaría 5 aspectos:
–Claridad. La profesión médica tiene fama de tener mala letra, tanto en el sentido literal del término a la hora de escribir como en el figurado a la hora de hablar, relacionado con un lenguaje excesivamente técnico la mayoría de las veces. No ha sido así en este caso. Los profesionales sanitarios nos lo han explicado de manera práctica, usando las palabras técnicas justas, sin dejarse nada, pero buscando los sinónimos –e incluso con un dibujo a mano–, con la voluntad de que sobre todo la paciente, que ya tiene más de 80 años, lo pudiera entender.
–Proximidad. En todas y cada una de las visitas hechas, los profesionales han hablado directamente a la paciente y a los acompañantes mirándolos a los ojos, no a la pantalla de sus ordenadores donde tienen toda la información sobre el caso, como sucede también bastantes veces en las visitas médicas.
–Continuada. La comunicación sobre pruebas a realizar, resultados obtenidos y seguimiento del estado de la paciente ha sido absolutamente continuada, ya sea a través de visitas presenciales o bien a través de llamadas telefónicas.
–Coordinada. Y todos los que han llamado conocían perfectamente el caso y lo que se había hecho hasta el momento y lo que quedaba por hacer.
–Comprobación. Siempre, en todas las visitas y en todas las llamadas, el interlocutor sanitario se ha preocupado de asegurarse de que la paciente y los acompañantes habían entendido lo que se había explicado, los que se había hecho y lo que debía hacerse.
Y como demasiado a menudo nos fijamos en las cosas que no van bien de la sanidad pública, encuentro de justicia poner en valor la experiencia de acompañamiento de esta comunicación en una situación que para nosotros es de crisis. Porque, como explica Jordi Martínez, experto en comunicación de crisis y fundador de Síntesi hace ahora treinta años, “en las situaciones extremas, las personas esperamos de los responsables de la gestión de esa situación empatía, información constante, transparente, clara y concisa, consejos prácticos y decisiones proactivas. Es decir, tener un punto de apoyo donde intentar entender qué está pasando, que se está haciendo y que debo hacer yo”.
Ya sabemos que la comunicación recibida del Santa Caterina no cura, pero sí que reconforta. Y solo ya eso es de mucho agradecer.
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