En las últimas semanas, el panorama digital se ha visto sacudido por la decisión de diversos medios de comunicación, como The Guardian y La Vanguardia, de abandonar X (anteriormente conocida como Twitter). Estas salidas no solo responden a una cuestión de imagen, sino que también reflejan una visión estratégica: si un canal no aporta valor ni encaja con los valores de la marca, es mejor no estar en él.
The Guardian, conocido por su compromiso con el periodismo independiente, ha justificado su salida por la creciente toxicidad de X y su impacto negativo en la calidad del debate público. Igualmente, La Vanguardia ha considerado que el coste reputacional y emocional de mantenerse en una plataforma dominada por discursos polarizados es demasiado elevado.
Para comunicar bien, no es necesario estar en todas
Este éxodo pone sobre la mesa una realidad que muchas organizaciones aún no han asimilado del todo: la presencia digital no debe ser universal, sino selectiva. Cada red social tiene su propio ecosistema, y no es necesario estar presente en todas. The Guardian y La Vanguardia han decidido priorizar plataformas donde el debate sea más constructivo y en las que su audiencia esté realmente predispuesta a consumir el contenido con profundidad.
Esta misma lógica puede ser aplicada en cualquier organización. No tiene sentido estar en X si nuestro público objetivo no está, o si el diálogo que se genera en la plataforma no nos aporta valor. Mantenerse en una red llena de haters, trolls y polémicas puede erosionar nuestra imagen de marca, hacernos malgastar tiempo y recursos e, incluso, hacernos perder clientes.
Una cuestión de higiene empresarial
Decidir abrir o mantener una red social es, hoy en día, una cuestión de higiene empresarial. Igual que cuidamos de nuestros espacios físicos, también debemos cuidar nuestros espacios digitales. Por eso, antes de abrir una cuenta en una red social, hemos de preguntarnos por qué queremos estar en ella y qué nos puede aportar. Y, una vez dentro, no debe darnos miedo salir si los resultados son más negativos que positivos.
Cabe recordar que una plataforma popular no es, necesariamente, indispensable para nuestro negocio. Escoger estar solo en las redes donde realmente tiene sentido es un signo de madurez y de visión a largo plazo.
Aprender de los grandes: la importancia de la selección
La lección que nos dejan The Guardian y La Vanguardia es clara: las organizaciones deben ser selectivas con sus plataformas. No se trata tan solo de ganar visibilidad, sino de ganar visibilidad relevante. Por ejemplo, para una marca de moda puede resultar más efectivo priorizar imagen en Instagram o Tik Tok, mientras que LinkedIn puede ser la mejor apuesta para una empresa tecnológica.
Pero ninguna organización debería sentirse obligada a mantenerse en un entorno que no respete sus valores o que no aporte beneficios tangibles. Ser selectivo es apostar por una presencia digital inteligente, coherente con los objetivos y los valores de la marca.
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