No. No existen secretos en el siglo XXI. Y, si no, que se lo pregunten a Piqué. O a la vicepresidenta del Parlamento Europeo Eva Kaili, destituida al conocerse que formaba parte de la red de sobornos – secretos y escondidos – para poder hacer el Mundial de futbol en Qatar.
O a otros parlamentarios, los catalanes, que tuvieron que eliminar las denominades licencias por edad después que se publicara esta realidad en un artículo del diario Ara.
Tenemos casos a montones, y seguro que los que estáis leyendo este artículo recordáis más de uno.
s por eso por lo que una de las claves de la comunicación hoy es actuar, trabajar, escribir, hablar e incluso pensar siendo conscientes de que todo puede saberse. Que aquello que escribimos deprisa y corriendo, y sin pensar demasiado, en un whatsapp o en un correo electrónico, puede ser reenviado, explicado y publicado en cualquier otro sitio. Que aquello que hacemos, las decisiones que tomamos, difícilmente las podremos ocultar.
Bajo esta premisa, podemos deducir otra que seguro que nos puede ayudar:
Todo aquello que no se puede explicar, no se puede hacer
Con las excepciones obvias, pero, como regla general, las empresas y las instituciones han de saber que todo aquello que hacen comunica, habla de ellos, y que habla más de ellos que las palabras que dicen, escriben o plasman en imágenes y campañas.
Por eso, antes de actuar, es clave que piensen, que pensemos: “Y esto, ¿podría explicarlo a mis compañeros de equipo? ¿A mis clientes? ¿A los proveedores? Si lo explico, ¿liga con los valores que he dicho que practicaría? ¿Liga con lo que he dicho que sería?”. Si la respuesta es “sí” – aunque la explicación sea compleja –, ¡adelante! Podemos coger el altavoz y comunicarlo explícitamente, o simplemente no decir nada y estar tranquilos sabiendo que, si aparece en algún sitio, podremos explicarlo. Si la respuesta es “no”, que no lo podremos explicar porque nadie lo entendería, pues simplemente no podemos hacerlo.
Así de fácil. Así de transparente.
0 Comentarios