La acción de comunicar es inherente a la condición humana. Las personas comunicamos siempre. Lo hacemos con palabras, con hechos, con gestos, con dibujos… Comunicamos también con el silencio. Se trata de una habilidad innata, aparentemente sencilla, pero mucho más compleja de lo que parece a simple vista y que si no se ejerce de forma correcta puede acarrear malentendidos, informaciones erróneas, conflictos, discusiones e, incluso, puede llegar a romper relaciones. Y si hablamos a nivel empresarial, puede provocar pérdida de clientes o perjudicar nuestra reputación. ¡Que levante la mano quién no haya tenido nunca un conflicto de comunicación!
Si en nuestra vida personal la comunicación puede resultar complicada en ocasiones, imaginaos la dificultad de la comunicación interna y externa de cualquier organización con estructuras complejas, con diversidad de roles, responsabilidades y culturas, con tantas visiones de esta como personas la conforman y con relaciones con públicos diversos (clientes, proveedores, colaboradores, etc.).
Pero al tratarse de una habilidad innata, la tendencia general de las organizaciones es la de minusvalorar la importancia de la comunicación y pensar que todo el mundo sabe comunicar de una forma correcta y eficiente. En este sentido, la comunicación es como el fútbol. Todo el mundo entiende sobre la materia, pero cuando salimos a jugar al campo perdemos 5 a 0:
- Gol número 1. Nuestra organización no es conocida porque no nos explicamos, ni dentro ni fuera.
- Gol número 2. Cuando nos explicamos, lo hacemos parcialmente y ello provoca malentendidos y desconocimiento, con nuestros públicos internos y también con los externos.
- Gol número 3. Generamos falsas expectativas que, a su vez, generan insatisfacción y descontento.
- Gol número 4. No conseguimos los resultados deseados porque la organización no está alineada.
- Gol número 5. No conseguimos atraer talento.
La mejor herramienta a nuestro alcance para enderezar esta situación es la formación en comunicación de todas las personas que forman parte de la organización. De todas sin excepción porque, como hemos visto, todos comunicamos: el personal de dirección, los cargos intermedios, las bases… Y es necesario que todo el mundo sea consciente de la importancia y la relevancia que tiene la comunicación para la organización y cuál es su papel en este engranaje.
Desde nuestra experiencia, la formación en comunicación es una inversión con un coste muy pequeño y grandes resultados. Si queréis formar a vuestra organización o empresa en comunicación, compartid con nosotros vuestras necesidades y os ofreceremos una propuesta a medida para solucionarlas.
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