Los retos actuales a los que se enfrenta la comunicación corporativa son muy evidentes: superar la falta de intermediarios bien posicionados entre las organizaciones y sus públicos, superar la falta de credibilidad de las organizaciones ante la sociedad, conectar con esa misma sociedad por parte de las empresas y de las instituciones e implicar a todos los componentes de esas mismas organizaciones en la comunicación corporativa. Y todo ello en un marco de evolución tecnológica imparable, que tiende a la segmentación o, más bien, a la personalización absoluta de la comunicación. El b to ctoma de nuevo relevancia, teniendo en cuenta que la Inteligencia Artificial permite realizar comunicación individualizada y adaptada a las preferencias de cada persona.
Hay otras realidades que implican otros retos, como la falta de unificación de la comunicación en las empresas, la excesiva segmentación de la misma o la falta de contenidos de valor añadido, capaces de generar percepciones, conocimiento y credibilidad. Las grandes consultoras tienden a realizar muchas campañas de comunicación pero poca comunicación lo que hace que esa comunicación no sea constante ni sólida, ni tampoco creíble, ni que despierte ningún tipo de empatía permanente en la ciudadanía o en los distintos públicos de esas organizaciones.
Nuevos retos
Los responsables de comunicación tienen múltiples frentes abiertos. Por un lado, aterrizar la tecnología para ser usada en positivo y en beneficio de la comunicación, no de la manipulación. Por otro, conocer mejor a sus públicos internos y externos y al mismo tiempo, ser capaces de crear nuevas culturas en sus organizaciones, basadas en la implicación con sus entornos, en la ética, en la transparencia y en las historias con valores. Debemos pasar de poner todo el acento en difundir la evolución económica de las empresas, las inversiones, los recursos, a difundir compromiso, implicación, valores y, probablemente, a que esa difusión la hagan las personas.
La capacitación en comunicación
Un reto pendiente que no sale nunca en ninguna cumbre de comunicación es la necesidad evidente de formar, de educar, en materia de comunicación a todos los componentes de una organización. Sin ese conocimiento seguiremos segmentando la comunicación y alejándonos del objetivo de una cultura común en las organizaciones.
Aprendamos a explicar historias reales, aprendamos a dejar que sean las personas quienes expliquen esas historias y utilicemos los recursos tecnológicos, adecuadamente y éticamente, para llegar a todos nuestros públicos sin excepción. La comunicación ya no puede ser única, debe ser múltiple y transversal, pero debe ser verdadera, creíble y constante. Las métricas, las cifras de difusión, los datos por si solos ya no son síntoma de buena comunicación ni de posicionamiento.
Seguimos teniendo muchos retos ante una sociedad exigente, militante, comprometida y en constante evolución y, sobretodo, con una capacidad de comunicarse que supera a cualquier empresa. Debemos, ahora sí, aprender a comunicar, a conectar con la sociedad, porque hasta ahora únicamente y lamentablemente, solo hemos vendido comunicación.
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