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Notícias, ideas, pensamientos y reflexiones para re(inventar) la comunicación

Uno de los debates que más preocupa en el ámbito de la comunicación es el de la desinformación en Internet. Es decir, la proliferación de informaciones falsas con una intencionalidad determinada, las llamadas fake news. Las plataformas digitales y las redes sociales facilitan la rápida viralización de este tipo de contenidos y ponen en riesgo uno de los derechos democráticos fundamentales: el de recibir una información veraz.

Las victorias de Donald Trump y Jair Bolsonaro por ejemplo, o el referéndum del Brexit, o incluso las informaciones relativas a la pandemia de la Covidien-19 fueron posibles gracias a la gran cantidad de información falsa. Así mismo, otras iniciativas como las primeras elecciones de Obama o las informaciones relativas a los atentados en Las Ramblas de Barcelona tuvieron en las redes unos aliados positivos.

Ya hace un tiempo, la Comisión Europea a poner en marcha el High Level Expert Group on Fake News and Online Disinformation (HLEG), con el objetivo de que asesorara la Comisión sobre cómo podía contrarrestar las numerosas noticias falsas.

Algunas de estas iniciativas fueron tratadas en la jornada «Cómo combatir la desinformación en línea y las fake news», que el pasado 29 de marzo coorganizó el Colegio de Periodistas con el Consejo del Audiovisual de Cataluña (CAC) el Parlamento de Cataluña, y que contó con la participación de reguladores audiovisuales europeos, empresas verificadoras de contenidos y medios de comunicación. La revista Cabecera le dedicó un extenso reportaje.

Algunos datos, que pueden preocupar o al menos situar del mundo en el que ahora mismo vivimos: casi la mitad de la población, un 48% en concreto, se informa habitualmente por medio de Internet y este porcentaje aumenta hasta un 75% en el caso de los jóvenes, que se informan, principalmente, por Facebook.

La capacidad de difusión de una noticia falsa es significativamente más amplia que la de las noticias ciertas, ya que se comparten un 70% más. Tienen más o menos difusión según el tema: si son sobre política, la propagación es máxima; las siguen, en segundo lugar, las vinculadas a leyendas urbanas, negocios y terrorismo.

Las mentiras políticas no sólo se comparten más, sino que su capacidad para hacerse virales es muy alta, ya que llegan, casi tres veces más deprisa que lo que tardan las otras noticias falsas para llegar a 10.000 individuos.

En este contexto, se valora positivamente la iniciativa de la Comisión Europea de aprobar un código de buenas prácticas en materia de desinformación, que ha sido firmado por las principales plataformas.

Por ejemplo, Facebook anunció que endurecería las condiciones para poder insertar anuncios de tipo político en su red social y sólo permitirá publicidad política a aquellos agentes que aporten detalles de contacto verificables para detener las campañas anónimas.

En las redes abiertas como Twitter, la desinformación tal vez, es menor, porque son los propios usuarios los que contrastan las informaciones y las desmienten rápidamente y, además, actúan de manera eficiente servicios de verificación. Así pues, Twitter se ha convertido en un enemigo de la desinformación, gracias a la velocidad de sus desmentidos.

En cambio, las redes cerradas como WhatsApp son la otra cara de la moneda. Al no tener control no les afecta el contraste de las noticias que difunden. La filtración de desinformación es tal que reaparecen falsedades que ya habían desaparecido hace años. Facebook también ha tomado en los últimos tiempos algunas medidas para batallar contra la difusión de noticias falsas para WhatsApp, ya que este canal es de su propiedad. Una de estas medidas afecta a la capacidad de cada cuenta para reenviar contenidos a personas o grupos.

El grupo de expertos de la Comisión Europea ha creado un código de buenas prácticas sobre desinformación para las redes sociales y vela que las plataformas digitales le sigan. Todas estas medidas expuestas tienen, pues, el objetivo de frenar la ofensiva de la desinformación, si bien será papel mojado sin la colaboración real de todos los actores implicados.

 ¡Y ahora ya puede seguir compartiendo contenidos para las redes!!

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