Actualidad

Notícias, ideas, pensamientos y reflexiones para re(inventar) la comunicación

Anna Gómez en el podcast Parlem amb Síntesi

per | 3/05/2023 | General, Podcast | 0 comentarios

Anna Gómez Marsol es una apasionada del periodismo. Es de Mollerussa y desde hace más de 30 años está vinculada al diario Segre, siendo en la actualidad su subdirectora. El Grupo Segre se ha convertido en un grupo de comunicación sólido y referente en la información más cercana a la ciudadanía y que ha sabido ir cambiando con los tiempos. En sus inicios, Anna Gómez estuvo vinculada al diario Avui y también a la radio, su otro medio de referencia. Hoy, la podemos escuchar en RAC1, en la tertulia con Jordi Basté, y en Els Matins de TV3. Una tertuliana de las que se mojan y hablan sin pelos en la lengua. Clara y directa.

Podéis escuchar el capítulo entero con Anna Gómez aquí [en catalán]:

Ir a descargar

Anna Gómez lleva 32 años vinculada al Grupo Segre, donde ahora es subdirectora del diario. También la podemos ver y escuchar en diversas tertulias de televisión y radio. En una época en la que nos cuestionamos que los diarios en papel puedan sobrevivir, vale la pena reconocer las cabeceras que siguen adelante.

Felicidades, Anna. Poder estar tantos años vinculada a un espacio así es todo un éxito.

Si no tienes un arraigo y un compromiso con la sociedad que te rodea, resulta complicado. Cuando empecé, quería trabajar en el New York Times. Y cuando regresé a Lleida por motivos personales, pensaba que me iba al fracaso absoluto. No me interesaban ni las vacas, ni las manzanas, ni el Pirineo, ni el esquí. Poco a poco, he ido viendo que la importancia de las comarcas de Ponent es igual de trascendente que lo que pueda pasar en Misisipi. Las personas son iguales en todo el mundo y explicar un territorio a través de un medio de comunicación es dar voz a un montón de gente que no la tendría. Los diarios generalistas hablan más de política general, de infraestructuras mundiales, tienen corresponsalías en todo el mundo… Para los diarios de proximidad, como lo es Segre, lo más importante es hablar de la tierra, de aquellas personas que viven de la tierra y de todos los problemas y reivindicaciones que puedan tener. Y esto me ha ido enamorando poco a poco y mira, ya son 32 años.

Realmente, ¿la prensa más cercana a las personas tiene más posibilidades de sobrevivir?

Por supuesto, y más con la crisis que tenemos ahora, que no es una crisis de periodismo. Todo el mundo dice que hay crisis del periodismo. No hay crisis del periodismo: hay crisis de las empresas periodísticas. El modelo que han seguido ha hecho que la mayoría acabe en manos de cuatro, de los bancos o de grandes intereses. Si la información no la paga el lector, el televidente o el oyente, la acabará pagando otro, que normalmente es el poder. A medida que la prensa generalista ha ido acercándose cada vez más al poder, la gente ha dejado de confiar en ella. Y la prensa de proximidad no tiene este problema, porque no se debe a nadie.

¿Cómo es vuestro modelo?

Nosotros no somos de nadie. Somos una sociedad que tiene accionistas que son trabajadores del diario. No tenemos deudas y, gracias a Dios, tenemos unos lectores fieles y, sobre todo, suscriptores fieles. Y esto nos permitirá hacer el recambio que debe hacerse. Claro que cambian los canales: das papel a nuestros hijos y casi que les da asco. Casi ni yo, que el domingo me compraba tres o cuatro diarios, me compro alguno ahora. ¿Por qué? Porque se lee online. Pero se sigue leyendo. Ahora bien, la inmediatez de la noticia que tienes por otros canales deberá irse reconvirtiendo en información más de profundidad, más investigación y, sobre todo, más contrapoder. Debe darse voz a todas las reivindicaciones de los ciudadanos. La prensa se ha alejado un poco de esto.

Pasa que esto vale dinero y la financiación de los contenidos periodísticos, cuesta.

Esto es lo que debe pensar el oyente, el televidente y el lector, que sí que paga por Filmin, HBO, Movistar o cualquier plataforma. Hace diez años, nadie habría dicho que pagaría por ver una serie y ahora todos pagamos. Entonces, ¿de verdad hemos de creer que la información es gratuita? Si la información es gratuita, la deberá pagar otro. Por lo tanto, hemos de convencer a la gente que la prensa libre, la que no tiene el culo alquilado, así de claro te lo digo, debe pagarla quien la consume. Si quieres saber la verdad de una cosa, no puede estar mediatizada por las grandes empresas, que siempre harán de tamiz. Tú has de ser el dueño del medio de comunicación. Esto es lo que debemos hacer comprender a la gente. Si no, se acabará la prensa libre y, por lo tanto, se acabará la información verídica.

En todos estos años como subdirectora del diario, habrás recibido muchas llamadas de periodistas o comunicadores de empresas o instituciones. ¿Cómo ves el rol del comunicador al otro lado?

Hay de todo, como en la vida misma y como en la misma prensa. Hay gente muy fiscalizadora, que puede llegar a presionar e incluso a amenazar. Y hay gente muy buena. Ha cambiado mucho en 20 años. En una ocasión llamé a un ministro y se puso al aparato. Ahora, para que un ministro se ponga al teléfono, ¡Virgen Santa por la cantidad de gente que debes pasar primero! Y en las consejerías, igual. Has de pasar por unas estructuras de comunicadores, de periodistas, etcétera. Últimamente, el trabajo del gabinete también se ha desvirtuado mucho. Cuando llamas a un jefe de gabinete o a un periodista del gabinete, lo que ha de hacer es facilitarte el trabajo. Si tu quieres hablar de los bosques, él debe hacerte el discurso para que cuando tú hables con el consejero o con el director general ya sepas qué quieres preguntar. Lo que de ninguna forma puede hacer es decirte “no preguntes por esto, ni por esto, ni por esto, ni por lo otro, y después déjamelo leer”. Esto no es periodismo, esto es censura. Y últimamente hay demasiada.

¿Y esto os pasa?

Pasa. Ha pasado toda la vida. Pero ahora hay tanta gente, que quieren hacer de pantalla de los políticos para no exponerlos… Se están equivocando. Si uno es consejero o ministro lo es por alguna razón. Es porque tiene la capacidad y el bagaje suficientes para enfrentarse a cualquier periodista y para contestar a cualquier pregunta. Si quien debe hacer las preguntas es el jefe de gabinete, ¿para qué sirve un consejero?

¿Esto sucede también en las empresas privadas?

No tanto. Lo que ha cambiado mucho es que antes ponían anuncios y ahora, la mayoría, no quieren anuncios; quieren redaccionales y aparecer como si se tratara de un reportaje sobre cómo de bien hacen las cosas. Antes había muchos anuncios de coches. Ahora puede que no haya tantos y hay más redaccionales de bancos, de casas de coches o de inmobiliarias. Intentan vender el producto de otra forma. Y yo creo que hacen bien, porque la gente no ve la propaganda en un diario si no es muy llamativa. Imaginemos que quieres un coche eléctrico. Anuncios, ya habrás visto muchos. Ahora bien, si tu tienes un redaccional que te dice cuánto te ahorras al mes para ir de Mollerussa a Lleida, puede que lo leas. Yo creo que ellos ya están avanzados y han visto que al lector le interesa más leer cosas que le puedan informar que no una foto de un coche. En definitiva, me molestan menos las empresas de comunicación privadas que los políticos, que creo que se equivocan en la relación con los medios.

Para vosotros, que paguen al medio para hacer unos contenidos, ¿es desvirtuar el trabajo?

No. Pero debe quedar clara la diferencia entre una noticia informativa hecha por los periodistas de la que es una propaganda. Estéticamente, ellos quieren disimularlo. Y aquí es donde tenemos los problemas. Cuando ves un programa de televisión, queda claro cuando la presentadora dice “pasamos a la publicidad”. En un diario no puedes decir pasamos a la publicidad porque no tiene sonido, pero debes dejar claro, al pasar esa página, que aquello es publicidad. Si esta diferencia está clara, yo no tengo ningún problema. Me da lo mismo colocar una foto de un coche que un contenido. Pero esta diferencia debe quedar clara, que no se trata de un reportaje realizado por periodistas nuestros, que por lo tanto tiene un contraste, una pluralidad, etcétera, sino que es propaganda.

Ahora como tertuliana te han adjudicado etiquetas varias: independentista, puigdemontista… Eres muy valiente con tus opiniones.

Siempre digo lo que pienso. Independentista, lo soy; puigdemontista, no. Diría que soy exclusivamente independentista. Soy muy plural, porque, para mi bien, tengo amigos en todos los partidos políticos. Me he portado bien con el PP, con Ciudadanos de Lleida, me he portado muy bien con los socialistas… Durante muchos años he votado a los socialistas – pero muchos años -, porque me considero una persona progresista y de izquierdas. Pero claro, ahora me he quedado sin partido porque no hay un PSC independentista; solo hay un PSC constitucionalista, digamos. Siempre digo lo que pienso. Probablemente esto me genera muchas enemistades, pero creo que a la gente le gusta la gente sincera. Y yo, como periodista, cuando me pongo a hacer noticias jamás pienso en lo que yo pienso, sino lo que piensa nuestro diario. Y nuestro diario es plural. Esto es una ventaja que tiene la prensa de proximidad, que no puedes dirigirte solo a los independentistas o a los constitucionalistas. Te diriges a toda la ciudadanía de Lleida. Por lo tanto, cuando yo me pongo a trabajar no tengo ni amigos ni parientes, tengo periodismo. Ahora bien, cuando opino, opino lo que yo, Anna Gómez i Marsol, pienso.

Pero esto es inusual, los periodistas tendemos a ponernos una capa.

Supongo que también hay mucha gente que no tiene la libertad que yo tengo. Mi empresa me da libertad para expresarme con mis opiniones individuales porque sabe que cuando me pongo a dirigir el diario no hay ni Dios que me pueda hacer cambiar de opinión sobre que es un diario plural en el que tienen cabida absolutamente todos los partidos. Con todos tenemos buena relación, porque Lleida es plural; igual que la ciudadanía catalana o española.

¿Cómo te informas? ¿Estás enganchada al móvil, a las redes sociales…? ¿Cómo es tu día a día?

Sobre les 7 de la mañana miro todo el quiosco.net, todas las portadas. Después entro, evidentemente, en mi diario, para ver si todo ha salido según lo acordado. Miro también la competencia, por si tienen alguna noticia que a mi me pueda interesar. Después leo La Vanguardia, el Ara, El País… Leo todos los diarios sobre las 9 de la mañana. Después, claro, también tengo las redes. Twitter me interesa cada vez menos, pero lo miro porque creo que las redes no son malas. Han abierto la pluralidad de opinión. Pero Twitter es un bar y tú, cuando vas al bar, puedes hablar con los amigos de lo que opinamos del sexo de los ángeles, pero aquello no es la verdad, es una conversación de bar. Y Twitter es una conversación de bar. A raíz de aquella conversación de bar, yo puedo sacar una idea. “En Bellvís les interesa la energía eólica porque he visto muchos tuits sobre una empresa que quiere poner energía eólica”, por ejemplo. A partir de aquí, pongo a mis periodistas, o yo misma, a trabajar sobre cómo puede tener cabida la energía eólica en Bellvís. Por lo tanto, bienvenidas las redes, porque dan pluralidad de opinión. Claro está que la libertad de opinión en ocasiones causa el sectarismo, pero eres tú la que decide qué seguir y qué no. Y cuando alguien no te gusta, lo dejas de seguir o lo bloqueas y ya está. Además, me hago mayor y me gusta estar en contacto con lo que piensa la gente joven. La gente joven puede aportar mucho. Son los que deben cambiar el mundo, nosotros ya lo hemos intentado; no lo hemos conseguido, pues ahora que vengan los otros. Incluso sigo en Twitch la Kings League.

¿Qué más sigues?

Todo: Twitter, Instagram, TikTok… Con TikTok debo dominarme porque puedes pasarte hora y media allí mirando chorradas. Porque los algoritmos te llevan de un lado a otro. Sólo con que un día hayas mirado a Shakira, abres Tik Tok y tienes 10 minutos de Shakira. Por lo tanto, intento controlarme un poco, porque no me aporta gran cosa. Sí que miro tuits. Y también Instagram, por supuesto.

¿Y estás enganchada al móvil?

Completamente enganchada. Incluso mi hija me advierte que debo vigilar, que acabaré enferma. Me dice que el móvil debe apagarse por la noche y tenerse fuera de la habitación. Y a mí esto me resulta imposible, porque me levanto con el móvil o el iPad y me voy a la cama con ellos. De hecho, la vista se me ha deteriorado mucho, muchísimo.

Tal como hablas y te explicas, eres una apasionada de tu trabajo. ¿Tu profesión es también tu afición?

Creo que es lo que me aguanta. Voy contenta a trabajar porque me gusta mucho la comunicación, me gusta mucho mi trabajo. Pienso que la libertad de prensa y que los medios de comunicación tengan futuro resulta fundamental para la libertad. Vivimos en un mundo muy cambiante. La gente no se informará por los canales clásicos, pero la gente tiene cada vez más opinión. Y esto me lo discuten, pero yo veo gente joven que tiene muchísima opinión. Lo que sucede es que menosprecian demasiado el poder establecido. Y entonces, a esta gente, debes decirle que se comprometan ellos. Nosotros ya hemos intentado cambiar el mundo. Lo que no se puede hacer es intentar cambiar el mundo desde el sofá y únicamente criticarlo todo a través de las redes. Por lo tanto, los jóvenes tienen la obligación de cambiar el mundo. Quiero rodearme de gente joven y de talento, porque pienso que la persona más inteligente es aquella que sabe hacer el cambio generacional y rodearse de gente con talento.

¿Alguna recomendación de libro o de alguna fuente de inspiración que hayas tenido?

Leo mucho y de todo, pero si hemos de hablar de comunicación, un tema que tenemos pendiente y que puede terminar haciéndonos mucho daño es el del catalán. En la final de la Kings League no se dijo ni una sola palabra en catalán en siete horas o muy pocas. Y es Gerard Piqué, que no será sospechoso, precisamente, de ir en contra de nuestra lengua. Mires lo que mires, el catalán se encuentra absolutamente en una situación de precariedad. Yo podría vivir en Lleida, levantarme a las 8 de la mañana e irme a dormir a las 12 de la noche sin tener ni una sola palabra de catalán. Sólo deben mirarse los mapas. Antes de la Guerra Civil, el 70 % de la gente hablaba catalán en Catalunya. Ahora, solo un 20 % de la gente habla catalán de forma usual. Carme Junyent tiene libros con unos mapas en los que ves como incluso en los pueblos, donde teóricamente tenía un ámbito de expansión más importante, el catalán se encuentra ahora en franca recesión. Carme Junyent es un buen instrumento para ver la realidad en la que vivimos y qué podemos hacer para cambiarla.

Tu mensaje positivo y esperanzador para el periodismo no es el mismo para el catalán…

Creo que con el catalán debemos hacer un gran esfuerzo y hemos de llegar a él precisamente con las redes sociales. Faltan TikToks en catalán, influencers en catalán, la Kings League no es en catalán, a pesar de que participe en ella mucha gente catalana. Claro que TV3 habla catalán, faltaría más, pero la gente cada vez ve menos la tele. Miramos series y plataformas. Y por lo tanto, todo el día estás mirando cosas en castellano. Sólo miras los informativos o algún programa que te interesa. Así, cada vez, de una manera muy sutil vas desvirtuando la lengua. En la escuela es la lengua vehicular, pero en el patio no hablan catalán. Por lo tanto, yo creo que es la batalla principal que ahora tenemos para la identidad de nuestro país.

0 Comentarios

Envia un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Noticias

Las newsletter como herramienta de comunicación

Las newsletter como herramienta de comunicación

Información y ventas se confunden muy a menudo Que levante la mano quien no recibe diariamente en su cuenta de correo electrónico alguna newsletter ya sea informativa o de producto. Es evidente que cada mañana cuando abrimos la tapa del ordenador y activamos nuestra...

Twitter