Desde las empresas, instituciones y entidades, constantemente buscamos informaciones que puedan interesar a los nuestros y a los de fuera. A veces nos cuesta encontrarlas y recurrimos demasiado a menudo a comunicar días mundiales que ni nos van ni nos vienen.
En cambio, hay una oportunidad comunicativa que no siempre vemos y que siempre es recomendable aprovechar: los aniversarios.
Como el 30 aniversario que vivimos este 2025 en Síntesi.
Síntesi nació (¡el siglo pasado!) de la iniciativa de Jordi Martínez, que tiene el emprendimiento en las venas, el conocimiento de la comunicación en el cerebro, el optimismo en el espíritu y la intuición por todo el cuerpo. Ingredientes esenciales para adaptarse constantemente a los cambios que ha ido viviendo.
2025 será, entonces, un año de celebración. Una oportunidad óptima para comunicar, en este caso, con un triple objetivo: reivindicar la trayectoria, agradecer la confianza de los clientes y del equipo que lo ha ido acompañando en el camino –en el que ahora me incluyo– y compartir conocimiento e ilusión por el futuro.
Primer paso: definir el objetivo
La primera decisión que debemos tomar cuando decidimos conmemorar un aniversario es: ¿Por qué lo hacemos?
Algunas posibilidades:
- ¿Para agradecer a las personas que trabajan con nosotros?
- ¿Para anunciar un nuevo proyecto y hablar de futuro?
- ¿Para celebrar y fomentar la conexión entre profesionales?
- ¿Para aportar conocimiento a los usuarios o clientes?
El formato dependerá del objetivo
En función del para qué, organizaremos uno u otro tipo de acto, que puede ser desde un sencillo brindis interno todos juntos, un concurso de karaoke, una jornada formativa, un simposio, hasta incluso un concierto tipo festival. Las opciones son tantas que pueden acabar desbordándonos. Responder a estas tres preguntas puede ayudarnos a elegir:
- ¿Cuánto dinero queremos/podemos destinar a ello?
- ¿Qué imagen queremos transmitir de nuestra empresa, entidad, institución?
- ¿Qué queremos que se lleven los que asistan/participen?
La respuesta solo depende de nosotros, así que celebrar un aniversario nos permite tener la sartén de la comunicación por el mango y aprovecharla para ser nosotros mismos y construir un poco más y mejor nuestra imagen.
Ahora bien, para evitar el riesgo de transmitir una imagen que no es la nuestra, o para eliminar la posibilidad de sustos, hay también tres recomendaciones que creemos que pueden ayudar:
- Destinar un presupuesto acorde con el propósito y los valores e ir haciendo un seguimiento.
- Contar con una persona coordinadora de la celebración (si es posible, con un equipo de voluntarios, porque nos puede llegar a sorprender la imaginación de las personas de los equipos y la implicación que sumaremos).
- Que la celebración quede bajo el paraguas de la dirección de comunicación, porque es quien aportará la mirada global, velará por la reputación de cada decisión y detectará las oportunidades de cada acción.
Relajarse y disfrutar del proceso
Finalmente, el último consejo para organizar cualquier celebración es el de relajarnos. A menudo, el estrés por cuestiones que acaban siendo poco relevantes (como si el photocall es 15 cm más bajo de lo previsto) puede hacernos perder el foco de lo que es importante: celebrar y transmitir nuestro mensaje.
Como decía un pintor de Flix, mi pueblo: “Más vale una mala celebración que un buen entierro”. Y yo añado: las malas noticias llegan solas, pero las buenas las debemos organizar y preparar porque, si no, cuesta que sucedan.
Por lo tanto, sí: celebremos aniversarios y vivámoslos como una oportunidad comunicativa única. Siempre pensada, organizada y coordinada profesionalmente para transmitir la idea, la imagen y los valores que queremos compartir.
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